dimarts, 27 de febrer del 2018

Queriéndo-me.

Es invierno de nuevo,
deseando volver a acariciar el fuego.
Pero me siento distinta,
esta vez.

Como bloques de hielo,
se mueven en mi adentro,
un cúmulo de experiencias,
capaces de transformar los egos.

Es inevitable tambalearse
por el desconcierto,
el beneficio de la duda,
no siempre está dispuesto.

Me pregunto una y otra vez,
¿qué es hacerlo bien?
Cómo destruir,
lo falsamente eterno.

La comprensión de los finales,
y la magia de los reencuentros.
Modificando, inevitablemente,
los posicionamientos.

Nos volveremos a equivocar,
una, y mil veces más,
siempre que se intente comprender la sutileza,
del otro, está latente.

Quiero permear en tu cotidianidad,
no ser juzgada por amarlo todo a la vez,
me siento niña otra vez.
Muestro cierta timidez.

Estoy re-descubriéndome,
tocándome,
del alma hasta la sien,
siéndome fiel.

Queriéndome.

No debería doler quererse,
evidencia para el debate.
Es necesario romper cadenas,
y doloroso también, no abandonar nunca esta metáfora.

Con un pensamiento que delata,
en fragmentos de rutina envenenada,
la mezquindad de sentires incompletos,
siempre esperando la luz del alba.

Queriéndome,
aprendiendo a decir basta,
Queriéndome,
acabaré las líneas con principios.

Fotografía: Jose Pellicer 


divendres, 9 de febrer del 2018

Fent.

La cara amagada, Sota el secret aixoplugada. Sóc a l'altra banda. I no porto equipatge, Només visc amb ferotges paraules. Tremolant, Les forces s'esgoten. En silenci, ningú ho sap. Doncs jo només puc recordar. Una altra vegada fent memòria, Ja ho preveia, Que quedaria al record, Com l'estiu que mai ningú s'atreveix a viure. Està plovent, i el soroll em mira. Es a dins el llit, com una presència sòlida. Sò-li-da. Intensa, com un bon cafè, Nata i mel, whiski amb gel. No. No oblidarem. La màgia dels moments sempre hi serà, Present. Moments d'on surten llàgrimes, somriures, Veritats, I paper mullat. Present quotidià, de lluita, present honest. Sempre hi serem, resistint, guanyarem.

Valparaíso (Xile)

Presagios que nunca dijimos.


Tejiendo con los hilos de la desilusión, Una canción con los párpados cerrados. Pensando que ya se nos apagó el son, Y todos los ritmos ya fueron cantados. Para haber visto siempre en la esencia movimiento, Pocas veces trazamos lineas nuevas, brechas. Siempre en linea recta, No vaya a ser que se rompa el mito, Leyenda cristalizada en el pensamiento, que siempre me repito. Entonces, tirito. Tirito con el frio corazón, de las hipocresias más cálidas. Con las láminas de desconfianza, Ante la sofisticada azaña, Con la que juegan mis paalabras, que otra vez me engañan. Tirito, dame un tirito. De un cigarro que haga que me prenda de emoción. Sofisticación, De un trabalenguas que te haga suspirar, Pero que no te enseñe nada, Que yo no decida mostrar. La sensación, ya entró en calor, No por el ejecicio del ego cantautor. Los reflejos en mi retina, Síntoma de conexión, sinergias, temblor. Necesitaba ponerle nombre, Darle sílaba y entonación, Es decir esa canción, Que se nutre de como sentimos tu y yo. La paradoja del momento de explosión, Premeditada la actividad, La desilusión se revierte en su forma y color. Los párpados, entonces, se abren. Y la dulce melodía de otro pequeño momento, Se va a la memoria, hasta volverlo a necesitar. Tirar del hilo, y volver a tejer.


Enredo.

Pienso en otro verso, Mientras me desnudo; Lento. Ya me cuesta plasmar, compaginar, Lo cotidiano y lo poético. Alguien se encargó de romper la humildad, Que es necesidad, para atrapar momentos; En el tiempo. Bailar con la angustia, de no saber a quien envidias. El problema de la corporeidad, Primacía visual, sensorial. Tiempos modernos. No saber a quien envidias, Si a quién ansia libertad: Octogenario que no se puede desplazar, Por largas ramblas, ni extensos paraderos, Recuerdos intensos que ya no puede alcanzar. Ni el último párrafo ya puede recorrer, Senil victoria del cerebro desgastado, Pero siente el segundo, el momento desaprovechado. Desaprovechado, Un beso en la efervescencia, Del jóven maníaco desatado, El que sentimos que se apaga, A golpes de rutina y latigazos. Latigazos, que en la piel chocan, Como susurros de una voz comprometida, Que te promete, como ahora quieres, Que por mucho que enloquezcas todo te pertenece. Dulces falacias, dulces caricias, De los versos que se me ocurren, Cuando me desnudas; Lento. Y el ritmo del latido se acelera, Cuando sabes que el aliento de la vida se atraviesa, Como un clavo en la madera, Con unos sueños translúcidos, Que dejan escapar la pureza. Pues nada queda intacto, Ni la más dura corteza, Si te atreves a poner a prueba los dilemas, Que se aparecen cuando la realidad te quiebra. Pero que es esto si no un simple poema, De rimas ni siquiera densas, Como el humo de un cigarro que ni si quiera quemas, Porque son otras fuerzas las que lo consumen. Enajenación y agenciación en un mismo verso, Contradicción es nuestro paradero. Desaprender pero ¿cómo?, La dualidad que es inherente casi a nuestro rostro. Ya tengo frío; estoy desnuda. Tu ya te has ido. Rápido. No tengas miedo, Vuelve a pensarlo; Lento.

[Marzo.17]

Barri de Gràcia (Barcelona)