Enamorada del viento.

Me enamoré del viento un día,
me miraba con ojos claros,
en una noche oscura y en la madrugada,
supe que sería ya una condena.
...
Un espíritu de fuego,
que arde en cada metro de un nuevo sendero.
Un espíritu de agua,
que fluye de cada verso
que de los mares de nubes escapa.

Caminaremos juntos,
los que soñamos.
Desde cualquier lugar,
los que soñamos.
Porque todo empezó así,
porque soñamos.

Diario de un movimiento

Cambiando posiciones

 

Primera posición:

éxtasis entusiasmado, las ganas sin la razón.

Pulsaciones desenfrenadas, mil ideas desordenadas.

Incredulidad bajo un rostro seguro,

sonrojado y mejillas calientes,

ante la idea de un cambio de inclinación.

Ansias por estallar, disparidades encontradas al azar,

para reforzar el impulso que alce el vuelo,

y así, no mirar atrás.

 

Segunda posición:

todo lo que sube, baja: el bajón,

llegaste a calmar la alegría en dosis de tempestad,

para fijarte en cada detalle de tu alrededor,

aquello que había sido aprendido ahora es reconsiderado:

el vuelo ya no es ligero, cuesta más avanzar.

Los cuidados, el aprecio,

todo,

atrapado bajo un manto de nostalgia,

que por ventura se romperá.

 

Tercera posición:

recordar aprendiendo, emprender la marcha.

Adelantos de decisiones y precauciones,

ignorando la inmediatez del momento que proviene.

 

Ahora llega la templanza,

ya no queda distancia,

que divise los óbices,

que sin duda alguna, volveremos a encontrar (nos).

 

Pero, cuál más hermosa danza,

avance de posición,

retrocesos del corazón,

volveremos a iniciar la sinrazón,

que agita el alma, dando sentido a su cinemática.

 

Volveremos a encontrar (nos).

 



Negro sobre blanco.

Negro sobre blanco,
dando rienda suelta al entramado
mundo de las vergüenzas que callamos,

grabándolas en mármol.

Blanco, ...
el lienzo del corazón novel.
Al contrario, el viejo ya cansado,
vislumbra entre dos sombras,
el color de un verso tímido,

que nunca embiste, cae abrumado.

¿Qué es sentir ligero?
Si no es el cálido manto del recuerdo,
como el sol para la escarcha.
La sutil nube en la mañana,
como tus ojos en mi espalda.
Si no es tu voz, que ya no está,
pero me susurra al alma.

¿Qué es sentir ligero?
Pensar que la verdad,
es aquello que narra tu cuento.
Y no volver atrás,
las semillas de mi incertidumbre,
florecen a cada minuto,
y este presente que también es el tuyo,
estalla en los mares de tus pies,

frente a los míos.

Reflejos

Podéis poner mil excusas,
al cielo lleno de rosas,
sólo se llega con la palabra del más digno,
uno mismo.

Podéis engañaros,
diciendo que los ajenos juicios...
os tapan los peldaños.
Intuís que os saca el brillo en vuestros ojos,
pero es más fácil echarle tierra a la verdad,
parece que nos guste naufragar.

Sólo quiero sentir,
que sentís.
Que aún queda olor en las nubes,
que no se marcharon
de otoño los perfumes,
con los últimos días de octubre.

Insaciable de ganas,
me sobra tanto ruido.
Me queda deseo,
os faltan sentidos.

Reiniciar.

Estamos de paso,

Dentro de un círculo donde el sentir es inmediato. Volvemos otra vez al punto de partida,

menos inocentes y con alguna arruga,

de mi sonrisa,

Que está impaciente por encenderte la tuya,

Si bien lo has ganado.

Estamos de paso, y bien dijo Heráclito: cambio incesante.

Lo nuevo ya no es viejo, mira adelante.