dimarts, 12 d’abril del 2016

Eternos humos.

Pantanos, 2012
 
Cada poro de mi piel susurrando,
Que será eso que sientes? -Se pregunta.
Es tal vez como ayer?
O es siempre algo nuevo que quiere gritar,
y cordial,...

Quedarse para siempre en la lista de deseos,
Que equivocadamente alguna vez pensé,

Que eran incompletos.
 
Hoy, tras unos días sin ella
Recordé la palabra amarga,
De lo amargo.

Y en la hora del naufragio,
Ante las hojas que están en blanco,
No alcancé sentirla igual de nuevo.

 
Tirada en el suelo,
Para sentirme dueña de algo,
O tal vez rehén de la melancolía,
Vuelvo a consumir un largo cigarro:

 
De los que hacen mecer
La cuna del recuerdo,
De aquello tan lejano,
Y de lo que no también.

[El susurro de un piano,
Con cuatro acordes de una mano,
Un violín sangrando],


Por todo aquello que quedó desamparado.
No por azar, se tambalean,
Los ojos de aquellos, que no son débiles.
Son sólo víctimas de los silbidos,
De una marea que renunciando,
A aquello que un día creyó,
Se hace la sorda,
Dejando los barcos rotos,
A merced de un papel.


 Que al contrario del que ahora me ampara,
Dejándose acariciar por mi lástima, o un pincel,
Mi alegría por en mi mejilla tus labios,
O mi ansia para que lo hagas otra vez,

Sólo acepta la ilusión,
De saber que sí es completo cada instante,
Cada voz.


Por ternura o por rencor,
Y en cada parte de nosotros,
Está el secreto de la vida,
Del gracias y el adiós.

Mírame de nuevo ojos de luna,
Porque el reloj de nuevo,

 
Se ha vuelto a romper.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada