divendres, 9 de febrer del 2018

Presagios que nunca dijimos.


Tejiendo con los hilos de la desilusión, Una canción con los párpados cerrados. Pensando que ya se nos apagó el son, Y todos los ritmos ya fueron cantados. Para haber visto siempre en la esencia movimiento, Pocas veces trazamos lineas nuevas, brechas. Siempre en linea recta, No vaya a ser que se rompa el mito, Leyenda cristalizada en el pensamiento, que siempre me repito. Entonces, tirito. Tirito con el frio corazón, de las hipocresias más cálidas. Con las láminas de desconfianza, Ante la sofisticada azaña, Con la que juegan mis paalabras, que otra vez me engañan. Tirito, dame un tirito. De un cigarro que haga que me prenda de emoción. Sofisticación, De un trabalenguas que te haga suspirar, Pero que no te enseñe nada, Que yo no decida mostrar. La sensación, ya entró en calor, No por el ejecicio del ego cantautor. Los reflejos en mi retina, Síntoma de conexión, sinergias, temblor. Necesitaba ponerle nombre, Darle sílaba y entonación, Es decir esa canción, Que se nutre de como sentimos tu y yo. La paradoja del momento de explosión, Premeditada la actividad, La desilusión se revierte en su forma y color. Los párpados, entonces, se abren. Y la dulce melodía de otro pequeño momento, Se va a la memoria, hasta volverlo a necesitar. Tirar del hilo, y volver a tejer.


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