dimarts, 27 de febrer del 2018

Queriéndo-me.

Es invierno de nuevo,
deseando volver a acariciar el fuego.
Pero me siento distinta,
esta vez.

Como bloques de hielo,
se mueven en mi adentro,
un cúmulo de experiencias,
capaces de transformar los egos.

Es inevitable tambalearse
por el desconcierto,
el beneficio de la duda,
no siempre está dispuesto.

Me pregunto una y otra vez,
¿qué es hacerlo bien?
Cómo destruir,
lo falsamente eterno.

La comprensión de los finales,
y la magia de los reencuentros.
Modificando, inevitablemente,
los posicionamientos.

Nos volveremos a equivocar,
una, y mil veces más,
siempre que se intente comprender la sutileza,
del otro, está latente.

Quiero permear en tu cotidianidad,
no ser juzgada por amarlo todo a la vez,
me siento niña otra vez.
Muestro cierta timidez.

Estoy re-descubriéndome,
tocándome,
del alma hasta la sien,
siéndome fiel.

Queriéndome.

No debería doler quererse,
evidencia para el debate.
Es necesario romper cadenas,
y doloroso también, no abandonar nunca esta metáfora.

Con un pensamiento que delata,
en fragmentos de rutina envenenada,
la mezquindad de sentires incompletos,
siempre esperando la luz del alba.

Queriéndome,
aprendiendo a decir basta,
Queriéndome,
acabaré las líneas con principios.

Fotografía: Jose Pellicer 


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